Mi tesoro.
Hoy os traigo tres de mis últimas adquisiciones de mi colección de fotografía antigua. Por un lado esta preciosidad de albúmina titulada: Córdoba Puerta exterior de la Mezquita. Una copia que atribuyen a la parisina casa Levy y que si fuera así, estaría fechada en 1888, año en el que esta confirmada la visita de un fotógrafo de la compañía francesa en España. La fotografía muestra una procesión, creo que por su iconografía podría ser las Palmas del Domingo de Ramos. Como veréis se aprecia la salida del antiguo hospital y hospicio de San Jacinto, actual Palacio de Congresos, en la calle Torrijos. Se trata de una auténtica rareza, ya que apenas se han conservado imágenes de las procesiones cordobesas y son escasísimas. Además de bastante tardías, siendo en su mayoría de los años 20 del siglo XX.
Es una tragedia que nadie, salvo la honrosa excepción del Archivo Municipal en las dos últimas décadas, se haya preocupado en esta ciudad por conservar el patrimonio fotográfico. Los primeros desinteresados los fotógrafos y sus familias que han tirado archivos enteros a la basura, pero igualmente todo tipo de instituciones públicas y privadas.
Estas otras dos estereoscópicas del interior de la Mezquita, tan aparentemente anodinas, son un prodigio técnico. Se trata de las dos fotos del interior del templo cordobés más antiguas que conozco. Están fechadas en 1857 la primera que es de la parisina compañía Gaudin y realizadas por Eugene Sevaistre. Mientras que la segunda está realizada por el francés afincado en Sevilla Luis León Masson un año después.
Para que os hagáis una idea de lo que era hacer por entonces fotos en un sitio con tan poca luz y equipos y emulsiones tan primitivas como el colodión húmedo, en 1892, más de 30 años después y ya con emulsiones al gelatino bromuro, el fotógrafo jienense-cordobés Tomás Molina contaba que colocaba la cámara y se iba a dormir la siesta a su casa hasta que la exposición finalizaba. Fotógrafos del nivel del galés Charles Clifford no lo consiguió hasta 1862 y con una acabado mediocre. Por cierto que la vista de la ciudad de Clifford que salió a subasta hace unos días finalmente se ha vendido por 2.700 €, un poco más que estas pequeñas albúminas que por su pequeño formato y mayor difusión apenas han llegado a los 25€.
Para que os hagáis una idea de lo que era hacer por entonces fotos en un sitio con tan poca luz y equipos y emulsiones tan primitivas como el colodión húmedo, en 1892, más de 30 años después y ya con emulsiones al gelatino bromuro, el fotógrafo jienense-cordobés Tomás Molina contaba que colocaba la cámara y se iba a dormir la siesta a su casa hasta que la exposición finalizaba. Fotógrafos del nivel del galés Charles Clifford no lo consiguió hasta 1862 y con una acabado mediocre. Por cierto que la vista de la ciudad de Clifford que salió a subasta hace unos días finalmente se ha vendido por 2.700 €, un poco más que estas pequeñas albúminas que por su pequeño formato y mayor difusión apenas han llegado a los 25€.
En fin fotografía de otros tiempos y tan distinta, para que luego nos quejemos de nuestras cámaras porque nos dan ruido a más de 1600 ISO.
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