viernes, 26 de abril de 2013

Paseo por la Córdoba del siglo XIX

El pasado lunes pasé un estupendo rato con Belén Pérez y Luis Vida, profes de imagen y sonido del IES Angel de Saavedra, y sus alumnos hablándoles de emulsiones fotográficas del siglo XIX. Antes de canlertarles la cabeza durante una hora les proyecté este vídeo que he preparado sobre la imagen de Córdoba a través de la historia de la fotografía.
A ver si os gusta.


lunes, 22 de abril de 2013

Una tragedia




El pasado sábado me pude escapar del trabajo un ratilllo entre foto y foto para acudir a una de las charlas del foro de expertos organizado por la Bienal de fotografía de Córdoba  y que daba el director de CAF, Pablo Juliá, para analizar la actualidad de la fotografía andaluza.
Salí de la conferencia con ganas de llorar, no porque el análisis de Pablo de la fotografía andaluza estuviera falto de realismo y autocrítica, que ya me lo esperaba, si no porque nos mostró un vídeo de Fernando Alarcón en el que Jorge Rueda, ya muy enfermo, ante la imposibilidad de conseguir un lugar digno para su obra acabó quemándola.

Una auténtica tragedia para la fotografía de este país perder todo el trabajo de uno de los artistas más lúcidos, personales e irreverentes de nuestra Andalucía.
No sé, no me salen las palabras, no puedo entender como unos y otros han permitido que esto ocurra. Cada día tengo más clara la certeza de que el CAF no sirve para nada y no sigo porque me enciendo y voy a escribir alguna barbaridad.
Por lo menos alguien, como reza este vídeo, fue coherente hasta el final, verdad Jorge.



Este otro vídeo es un homenaje a Jorge de la asociación UFCA.

sábado, 20 de abril de 2013

¿Una Bienal contemporánea?

Pasado ya el ecuador de la Bienal de fotografía de Córdoba he realizado un pequeño análisis del festival cordobés para mi diario y que os dejo en  este enlace y más abajo por si os apetece echarle un vistazo.


¿Una Bienal contemporánea?

Es una auténtica alegría tener Bienal este año en Córdoba. Quizás sea una visión ingenua o conformista, pero con la que está cayendo en nuestro país que no nos la hayan recortado o eliminado es todo un lujo para los amantes de la fotografía. Luego, como siempre, cada espectador la valorará según sus gustos y opiniones, por no hablar del mundo fotográfico y del artístico tan polarizado en esta ciudad y tan sumamente crítico, por no decir destructivo, con la Bienal según quien la organice. Por eso y para variar este año de nuevo ha habido polémica por su organización y contenidos.

Desde hace ya unas ediciones la Bienal cordobesa imita en su estructura al evento fotográfico de referencia de nuestro país, el madrileño PhotoEspaña. El Ayuntamiento, organizador del encuentro en solitario, eligió al crítico y comisario Oscar Fernández como responsable para esta edición, quien propuso una idea o temática en torno al título Después del diluvio , al que en teoría se adhiere todo el programa y que a su vez se divide en varias secciones: la oficial, la paralela, la off y los eventos. Un lema sugerente y muy actual en el que Fernández plantea cómo en estos tiempos de crisis en los que los discursos modernos y postmodernos parecen agotados hay que volver a algo tan básico como buscar la belleza en el arte y olvidar tanta retórica discursiva propia del discurso contemporáneo. Para ello el comisario se apoya en cuatro reconocidos autores de distintas tendencias de las últimas cuatro décadas. Entre ellos se entremezcla la tradición más clásica de la fotografía con propuestas como las de Pierre Moliner o Robert Mapplethorpe y otras claramente contemporáneas que fluyen entre la fotografía, el vídeo, la video instalación o la performance de la mano de la obra de Marina Abramovic y el más joven Jesper Just.

Sin pretender ser sarcástico, de nuevo es una alegría comprobar cómo la política no se ha inmiscuido en los contenidos, gusten o no, y ha dado autonomía al comisario para diseñar una Bienal en la que sin duda sobresalen autores tan encumbrados y por desgracia polémicos como Mapplethorpe y Molinier. Dos propuestas muy arriesgadas para una ciudad tan tradicional y conservadora como es Córdoba y que sorprendentemente ha encajado muy bien la obra de estos dos artistas, que por desgracia han sido perseguidos y marginados en otros lugares. En conjunto cuatro muestras muy marcadas por el individuo, o incluso el personaje, como gran protagonista en el objetivo de la cámara de estos autores que el comisario articula en esa búsqueda por hallar la belleza, sin duda, la del ser humano. Una sección oficial escasa en cuanto a su número de exposiciones, aunque, eso sí, con nombres muy potentes que consumen el grueso del presupuesto de la Bienal y en la que sin duda se echa de menos más y mejor obra de Robert Mapplethorpe.
Por otros derroteros más prosaicos, de nuevo hay que alabar la organización de esta edición, ya que el Ayuntamiento comenzó a trabajar con más tiempo del habitual para desarrollar su programa, toda una novedad en nuestra ciudad. Un detalle que ha permitido, para variar, tener no demasiado tarde la web y a tiempo los catálogos. Además, el pasado mes de julio el Area de Cultura abrió una serie de ayudas económicas para la participación de autores en la sección paralela bajo las premisas de comulgar con el concepto de esta edición y superar la selección del equipo de trabajo de la Bienal. Sin duda, una gran idea a la que se presentaron casi cien autores de los que se seleccionaron siete, que se repartieron a parte iguales la pequeña ayuda del Ayuntamiento para aumir la costosa producción de sus muestras. De los siete seleccionados hay que destacar como nada menos que cinco de ellos son autores cordobeses. Un dato que muestra, desde distintas sensibilidades, el alto nivel de la fotografía cordobesa.

En esta sección podemos encontrar opciones y temáticas fotográficas bien dispares, desde la propuesta de una cuasi revisión de la fotografía pictorialista del siglo XIX en la obra del jienense Fernando Bayona, en la que este autor, que no fotógrafo, casi esculpe sus fotografías recreando distintas obras de la literatura universal en su pequeño habitáculo escénico. Otras propuestas son más cercanas al formalismo estético como los fotomontajes de casas abandonadas de J. Ramón Moreno, o los asfixiantes espacios de Raúl Florencio Aparicio o incluso la muestra colectiva de socios de Afoco, quienes han realizado un llamativo esfuerzo con una propuesta conceptual. Las exposiciones de Juan García Gálvez o Joaquín Juliá nos adentran en una fotografía más tradicional donde el paisaje urbano o natural se erige en protagonista absoluto de una belleza plástica. Mientras que quizás Fernando Sendra presenta la propuesta más crítica con el individuo, mostrando de una forma cruda y poética los resultados del alejamiento entre el ser humano y la naturaleza en la sociedad consumista del siglo XXI.

Como las ayudas eran limitadas y muchos autores y salas querían entrar en la Bienal, aunque fuera sin subvención, el Ayuntamiento, para tener a todo el mundo más o menos contento y de paso conseguir así un mayor número de exposiciones, abrió una tercera vía con el nuevo espacio Off. Una sección abierta a una participación aparentemente menos controlada de fotógrafos en donde curiosamente los autores locales son minoría y las propuestas se muestran abiertamente más dispares con el guión temático del festival. Aquí se confrontan las propuestas netamente contemporáneas como los trabajos de Arturo Comas, Rocío del Pino o Guillermo Perea con planeamientos de fotografía fotográfica, termino acuñado por el gran pope de la fotografía española Joan Fontcuberta para referirse a la fotografía de raíces analógicas, como las exposiciones de Manuel Lama, Salvador Jiménez, Francisco González San Agustín o Cristina Candel.

En definitiva, una Bienal variada que coquetea entre dos mundos hasta ahora antagónicos, que nos ofrece propuestas y calidades muy dispares en ambos bandos de la trinchera fotográfica. Una Bienal en la que se echa de menos el apoyo del Centro Andaluz de la Fotografía, del que cada vez se sabe menos para qué sirve, y de las salas de la Diputación de Córdoba que andan desaparecidas por cierre cultural. Una Bienal fracturada entre muestras de ricos y muestras de pobres, por el criticado reparto del presupuesto y de las ayudas. Una Bienal en la que los políticos se dedican a contestar en la inauguración a unas críticas que por sus malos modos se desautorizan solas a pesar de tener algo de razón. Una Bienal que intenta cerrar la brecha entre fotógrafos y artistas contemporáneos y que sería bueno que lo consiguiera.

Pero lo realmente lamentable es que después de 13 ediciones no hay un modelo definido de Bienal, como sí ocurre en otros eventos culturales de la ciudad como el Festival de la Guitarra o Cosmopoética, que de verdad son proyectos de ciudad y donde todas las administraciones se mojan y da igual quien se siente en el gobierno municipal o sea el concejal de cultura, pues el proyecto es sólido e incontestable. Hace falta ya que la Bienal tenga un espacio fijo en la programación cultural y se estabilice en unas fechas concretas del año. Así como una partida fija, sea cual sea la cantidad, en los presupuestos municipales que le den la necesaria estabilidad y continuidad que sin duda se merece el evento de las artes plásticas más longevo de nuestra ciudad

martes, 16 de abril de 2013

La mejor generación de fotoperiodistas españoles








Algunas de las imágenes de Manu Brabo en Siria premiadas con el Pulitzer
 
Hace unos meses escuché a un fotógrafo comentar que el fotoperiodismo no le interesaba, que no era necesario ver más fotos de guerra. Es cierto que nadie desea que otros seres humanos se estén masacrando en un conflicto y menos tener que ver las imágenes de esa tragedia. El fotoperiodismo, o mejor el periodismo y los periodistas, ni van a evitar con su trabajo una guerra, ni a hacer que acabe antes. Pero como individuo, como ciudadano, creo, no, necesito estar informado de lo que pasa en nuestro mundo y saber, saber porque y quienes masacran una aldea afgana por error o porque y quienes ponen una bomba en una maratón. Quien no quiera saber vale es lícito, pero luego que no diga: ¡Ah yo no lo sabía!, porque hoy, quizás con esta avalancha de información sea más necesario que nunca el trabajo de los buenos periodistas.
 
Y buenos no, muy buenos son nuestros fotoperiodistas, de los mejores del mundo. Como sabréis ayer se conocieron los ganadores de los premios Pulitzer y tras el World Press Photo de Samuel Aranda del año pasado o la avalancha de premiados de este año, Manu Bravo ha conseguido junto a sus compañeros de AP desplegados en el conflicto de Siria el premio Breaking News del Putlizer. Manu se convierte así en el segundo español en conseguir este prestigioso premio siguiendo la senda de Javier Bauluz quien fue el primer español en recibir esta distinción en el año 1995, también junto a sus compañeros de AP. Os recuerdo que este premio solo lo pueden ganar norteamericanos o profesionales que trabajen para medios de este país.
A ellos hay que sumar también el numeroso grupo de compañeros galardonados en los premios de fotoperiodismo POY, así como en su versión latinoamericana que hace unos días dió a conocer sus distinciones, donde han destacado el trabajo de David Airob, Javier Arcenillas o Pedro Armestre, entre otros.
 
Sin duda, una prueba más de que nos encontramos ante una generación de profesionales del fotoperiodismo excepcional y a la altura de los mejores del mundo. Eso si, casi todos trabajando para medios extranjeros, como Manu Brabo, o como freelance, porque en nuestro país hay demasiados grandes profesionales, de todos los sectores no solo en fotografía, que se están viendo en la necesidad de hacer las maletas de la emigración, porque aquí es imposible ganarse la vida.
 
Si os interesa saber más por ahí tenéis los enlaces de los fotógrafos y de los premios, pero no os podéis perder una interesantísima web de TVE, si si de TVE, en la que experimenta con nuevos formatos informativos y que le dedicó un post a algunos de estos sensacionales compañeros donde combinan sus testimonios, en formato audio, con sus imágenes.

viernes, 5 de abril de 2013

Verdades como puños

Hace ya casi un año que Gervasio Sánchez realizó su exposición antológica con motivo de haber logrado el premio nacional de fotografía, que por cierto apura sus últimos días en Almería en la sede del CAF. Dentro del evento el Ministerio de Cultura realizó una serie de vídeo-charlas con el autor y varios personajes de la vida cultural española. En su momento vi uno con Cristina García Rodero, pero hace unos días me encontré con varios más, con el escritor Lorenzo Silva, los fotógrafos Castro Prieto y Sandra Bacells o el historiador Publio López Mondéjar.
De momento sólo he podido ver este último y la verdad es que no tiene desperdicio. Si Gervasio no tiene nunca pelos en la lengua, Publio no se corta menos y entre los dos dan un repaso de lo más certero a la fotografía española de últimos 30 años, muy especialmente a los que ellos llaman MODELNOS.

No os lo perdáis son sólo 23 minutos de lo más jugoso. Si queréis más en este enlace, al final, tenéis el resto.


martes, 2 de abril de 2013

Yo soy español!

Sé que en estos tiempos que corren no está de moda, salvo que se gane un Mundial de fútbol o una Eurocopa, exteriorizar sentimientos patrios. Mis padres me inculcaron un enorme amor por mi Andalucía sin olvidarse de España. Aunque reconozco que no me gusta mucho la gente con esos polos con la banderita al cuello. No obstante, nadie puede negar lo muchísimo que hemos cambiado como nación juntos para conseguir, a pesar de los duros tiempos que vivimos, cambiar la faz a nuestro país y nuestra sociedad entre todos. Por lo que creo que son muchas más cosas las que nos unen, que las que nos separan.



Esta noche os suelto esta perorata porque me he sentido tremendamente orgulloso de ser español tras encontrarme con la web La voz de la imagen http://www.lavozdelaimagen.com/index.php. Se trata de un proyecto del Ministerio de Cultura capitaneado por Publio López Mondejar y José Luis López, que pretende recopilar en soporte audiovisual la memoria de los mejores fotógrafos de nuestro país antes de que desaparezcan. En esta página podemos encontrar una primera selección de vídeos con los testimonios de 5 leyendas de la fotografía española, de todos los rincones, y que según indican crecerá pronto.



Sin duda, una gran idea que demuestra un verdadero interés no sólo por nuestros fotógrafos, sino por nuestra cultura y nuestra memoria. Así es como se hace país, reconociendo y valorando a sus más destacados ciudadanos. Un hermoso proyecto, con el que casualmente he coincidido ya que estoy preparando un trabajo similar sobre compañeros cordobeses mayores, y que esta noche me ha hecho sentirme tremendamente orgulloso de mi país y de mi gente.

Una suerte que, aunque tarde, nos hayamos dado cuenta que tras haber perdido tantos y tantos archivos de fotógrafos, no podemos peder más la memoria de nuestra gente. Como el caso de la asociación fotográfica UFCA que ha recuperado un vídeo de nuestro añorado Jorge Rueda. Sólo espero que nuestros colegas catalanes puedan conservar la memoria del tristemente fallecido este fin de semana Paco Elvira.