
Pero lo último es que nuestra oficina de la capitalidad, con su experta gerente en arte contemporáneo Carlota Alvarez Baso, se ha dedicado a mandar una cartita para que los medios cordobeses le regalen las fotografías de su archivo. Esas mismas fotografías que unas semanas antes iban a comprar.
Es lamentable que se actúe así desde una oficina pública desde donde supuestamente se quiere fomentar el arte en nuestra ciudad. No les importa vulnerar los derechos de fotógrafos. Quizás es que la fotografía de prensa no sea arte. Pero si tenemos derechos su autores.
No obstante, mucho de lo que nos pasa tenemos la culpa los propios fotógrafos, que aceptamos todo lo que se nos imponga. No olvido que trabajamos para un diario que nos da de comer y que nuestro trabajo dentro del medio se puede usar como estime oportuno la empresa. Pero no fuera de ella no. Sólo cabe recordar el pleito que los compañeros del diario La Vanguardia ganaron a su propia empresa por no pagarle el uso de sus fotos para la misma web del periódico. Mucho más deberíamos protestar, aunque no nos hagan caso, si es para regalar las fotos de redactores y colaboradores a una entidad externa. Aunque seguro que no se les ocurre pedirles a diseñadores y editores del libro que van hacer con nuestras fotos que estos profesionales les regalen su trabajo.
En muchas ocasiones trabajando me he sentido como un vendido. Sin embargo, la profesión de fotógrafo así ya no sé como queda, porque hasta los prostitu@s tienen algo más de dignidad en su trabajo, ya que pueden elegir con quien y por cuanto. Y lo peor es que seguro que ni el alcalde o concejal se enteran.
Yo así no quiero 2016, ni capitalidad, ni nada.