Yo no soy artista, soy fotógrafo


Sombras 1, de la serie Cal y granito, A.J.González.

Soy una persona con muchas limitaciones, pero al menos siempre he tenido claro quién soy en mi mundo, el de la fotografía, o al menos lo que no soy. Una identidad fotográfica que nunca he sido capaz de describir en negro sobre blanco hasta hoy, y a la que me ha ayudado a definir el gran fotógrafo y, al menos para mí, también gran teórico José Manuel Navia. El madrileño desgranaba en una conversación de 2021 con, el ahora director del CAF, Juan María Rodríguez, en su extinto podcast Full Frame, su visión de la naturaleza fotográfica y que os recomiendo oír.

Y es que hace ya algo más de 40 años que me enamoré de la fotografía. Y como dice Navia: Yo soy fotógrafo y hago fotografías. Yo no soy artista, soy fotógrafo. Amo este medio y no creo que necesite comparársele con otros para reivindicarlo o valorarlo. La fotografía es una disciplina tan dúctil que ha servido desde su invención a todo tipo de géneros y materias. Pero sobre todo, la fotografía ha sido capaz de trascender la historia del arte, porque consiguió convertirse en un lenguaje autónomo y al mismo tiempo capaz de influir de forma inequívoca en toda la cultura contemporánea.




Sombras 4, de la serie Cal y granito, A.J.González.

La fotografía, como cualquier otro idioma, se puede utilizar al servicio de muchos fines y comunicar infinitos tipos de mensajes. Como en el textual, la fotografía, por ejemplo, es capaz de informar de una noticia, ficcionar un hecho, hacer creación pura o analizar conceptos. Por lo tanto, el eterno dilema de si la fotografía es arte al menos a mí no me interesa, además creo que hace mucho tiempo que ese debate está superado. Estamos ante un medio tan potente que su gramática se puede utilizar al servicio de cualquier formato, por supuesto también el arte, aunque evidentemente no toda imagen fotográfica es arte. No obstante, yo hago fotografía pura, aquella que funciona de forma autónoma como lenguaje en función de sus características técnicas e ideológicas, sin depender exclusivamente de un texto o un concepto. Para mí, hacer fotografía es el mejor oficio del mundo, el trabajo de mirar y construir la vida con la mirada. No aspiro a hacer arte, solo he intentado contar historias con mis fotos. Y como dijo recientemente Sebastiao Salgado: “No soy un artista, soy un fotógrafo. Solo los fotógrafos tienen ese privilegio de estar allí, porque si no estamos allí donde ocurren las cosas, no habría imágenes”.


A pesar de todo ello, reconozco las limitaciones de la fotografía “clásica” y sus varios pecados originales. No soy un integrista y desde la llegada de la postfotografía se han abierto nuevos caminos que admiro y que están haciendo evolucionar al medio en direcciones fundamentales para no anquilosarse. Lo intentaré explicar con un símil gastronómico, mi comida favorita es una buena tortilla de patatas, pero igualmente puedo disfrutar de una buena espuma de huevo de gallina revuelta en tubérculos pochados en AOVE. No creo que sean opciones excluyentes, pero si hubiera que decantarse por algún tipo de fotografía, la pura o la contemporánea, yo siempre lo haré por una: la buena fotografía, sea cual sea su identidad. A estas alturas, si algo intento es no ser dogmático y sabiendo quién soy, solo aspiro a seguir siendo hijo de de mi tiempo.

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