Córdoba en la prensa ilustrada del siglo XIX


Portada de La Ilustración de 1896 con un grabado fotográfico de la portada del actual Palacio de Congresos de Córdoba, obtenido a partir de la fotografía de la casa Hauser y Menet.


Hasta no hace tanto, para mucha gente lo mejor del domingo era salir a tomar la cervecita a una terraza al sol mientras disfrutaba de la prensa. Para mí, los suplementos dominicales eran mi pasión, ya que ofrecían un gran despliegue fotográfico en sus páginas de papel couché, casi siempre en color, donde se podía disfrutar del trabajo de los mejores fotógrafos del momento. Hoy, son pocas las revistas que sobreviven a la revolución de internet. Un formato que vivió grandes épocas de esplendor y que está a punto de desaparecer. 


Proceso de grabado xilográfico.


Pero la difusión de noticias en formato de papel se remonta al mismo nacimiento de la imprenta de Gutemberg. Aunque no será hasta la llegada de la revolución industrial y de la implantación de las sociedades burguesas cuando comience a ser un fenómeno influyente. La prensa decimonónica era un medio de comunicación netamente textual hasta 1842, cuando nace el primer periódico de la historia que incluía imágenes en sus páginas, The Illustrated London News. Su formato semanal reproducía en cada número los más variados grabados informativos de actualidad con noticias gráficas de todo el mundo obtenidos a partir de dibujos del natural. El éxito de este modelo informativo es inmediato entre el público e imitado por otras cabeceras en todo el continente europeo. Solo unos meses después, en 1843, nacen L’Illustration en Francia o el Berliner Illustrierte Zeitung en Alemania. Inmediatamente, estas publicaciones intentan incorporar a sus páginas a la recién nacida fotografía, pero las limitaciones técnicas de impresión solo permiten su reproducción mediante un proceso en que la fotografía es copiada en un dibujo y este impreso como un grabado xilográfico. Un proceso complejo y caro, por lo que solo un selecto grupo de revistas las utilizaba. 

En España, la pionera de estas publicaciones ilustradas es El Museo Universal, fundada en 1857 por el gaditano Abelardo de Carlos y Almansa (Cádiz 1822-Madrid 1884) y que a partir de 1869 rebautiza su cabecera como La Ilustración Española y Americana. Este semanario, de salida primero quincenal y posteriormente semanal, ofrecía en sus páginas contenidos muy variados dirigidos a toda la familia. Eso sí, a familias de clase acomodada que eran las que se podían permitirse ese gasto y que, además, sabían leer. La gran novedad e impacto de estas publicaciones será el uso de la imagen como nuevo lenguaje informativo al incluir varios grabados en cada ejemplar. Su temática, al igual que el resto de la información, era muy diversa y abarcaba desde informaciones sobre moda femenina, noticias de actualidad, reproducción de obras de arte, retratos de personajes célebres o vistas de ciudades y monumentos de todo el mundo. Hablamos de un momento en que la fotografía estaba en sus comienzos y las revistas recurrían a dibujos del natural impresos mediante el uso de la técnica del grabado sobre madera o xilografías para ilustrar sus páginas. 


Bellísimo grabado de la cabecera de la revista.


Aunque por entonces, los sistemas de impresión aún no habían conseguido reproducir fotografías. Los editores, conscientes de su interés y atractivo para los lectores, comienzan a incorporarlas a sus informaciones. Ante la imposibilidad técnica de imprimir fotografías de forma directa usan una sencilla solución, copiar las imágenes mediante grabados xilográficos y lo más importante para los lectores, indicar a su pie que la estampa es copia de una fotografía. Una frase fundamental que dotaba al grabado de toda la veracidad y realismo de su matriz fotográfica. No obstante, al menos con la cultura visual de hoy día, su diferenciación es muy fácil, porque la pericia de los grabadores era excelente y no solo conseguían trasladar todo el realismo de la fotografía, sino también el efecto de perspectiva y volúmenes de las imágenes. Aunque en ocasiones, los grabadores modificaban las imágenes incorporando de su imaginación grupos de personas para animar las vistas, ante la incapacidad de la fotografía de la época de captar personas en movimiento.

En el medio siglo de vida de la revista, esta publicó con cierta frecuencia grabados cordobeses, tanto procedentes de dibujos como de fotografia. En el caso de los fotográficos, su interés, como no, estuvo centrado en el patrimonio monumental de la ciudad que reproducía las imágenes del catálogo de la casa fotográfica del madrileño Jean Laurent  (Garchizy 1816-Madrid 1886). Sus espectaculares vistas de la Torre de la Malmuerta, la Mezquita, la Calahorra o del Puente Romano se alternaban con tomas de tipos como la de las jornaleras en plena faena de la recolección del cereal o el retrato del torero Lagartijo. Años más tarde, la publicación sustituirá este fondo fotográfico por el de la editora madrileña Hauser y Menet del que publica una detallista imagen de la fachada del actual Palacio de Congresos de la calle Torrijos. El único fotógrafo local que publicó en sus páginas fue el malagueño afincado en la ciudad José Oses (Málaga 1840-1893), que les remitió, por entonces los mismos fotógrafos enviaban sus fotos de forma gratuita a las revistas para su inclusión, si lo creían adecuado, dos fotografías de su espectacular panorama del Real de la Feria de Nuestra Señora de la Salud en los llanos de la Victoria de 1882. 


Magnifico grabado de la fabulosa fotografía de la casa Laurent de un grupo de jornaleras cordobesas.

La mejora de los sistemas de impresión, ya en la década de 1880, se producen gracias a la introducción del sistema de trama por medios tonos, que irán transformando a las revista ilustradas y modernizar sus imprentas. Las primeras fotografías cordobesas reproducidas de forma directa por medios fotomecánicos no aparecen en La Ilustración hasta 1898, cuando incluye un amplio reportaje del mortal accidente en la mina Santa Isabel de Belmez. Se trata de cuatro fotografías, en las que no falta al pie el crédito del fotógrafo, un desconocido D.E. Lupiáñez, que muestran varias vistas de la mina y de los funerales de las víctimas. A partir de este año, los grabados informativos cederán espacio a las reproducidas fotográficas directas y estas solo aparecen en la publicación cuando son obras artísticas originales, en su mayoría de un estética costumbrista, tan de moda en la España de la época. Con la llegada del nuevo siglo, el formato comienza a estar desfasado. Además, el impacto de la nueva prensa gráfica, con diseños y formatos más modernos en los que la fotografía es la gran protagonista informativa, la llevan a un continuo declive y la pérdida de lectores, que la obligan a su cierre en 1921 y con él el fin de una época. 


Xilografía a partir de fotografía de la casa Laurent de la Torre de la Calahorra.
 

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etrato del diestro Lagartijo xilografiado de una fotografía de Jean Laurent.



Dos grabados de la revista a partir de fotografías del malagueño Oses del Real de la feria de la Salud.



Dos vistas de la Mezquita Catedral de la compañía de Jean Laurent reproducidas como grabados por la revista madrileña.


Monumental xilografía de la célebre vista De la Torre de la Malmuerta realizada en 1867 por J. Laurent.


Primeras fotografías cordobesas reproducidas de forma directa por la revista.
Accidente de Belmez por Lupiáñez.

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