La avenida del Gran Capitán, la Córdoba moderna
La avenida de Gran Capitán fotografiada por Francisco González en 1985 durante las obras de construcción de un aparcamiento subterráneo y que desvelaron un importante yacimiento arqueológico romano. |
Si hay un espacio urbano realmente moderno en la ciudad de Córdoba es la avenida del Gran Capitán. Esta vía ha sido fotografiada a lo largo de su historia por innumerables profesionales de la fotografía que nos han legado en imágenes sus sucesivas transformaciones.
Nacida en 1862, tras la supresión de la alameda del antiguo convento de San Martín y la demolición de las murallas en Ronda de los Tejares, este paseo se diseñó para conectar la ciudad antigua con la nueva estación de ferrocarril. Fue el primer bulevar y paseo de salón de la emergente ciudad burguesa ya avanzado el siglo XIX. Una modernidad que la llevo a tener la primera iluminación eléctrica pública de la ciudad en 1882 o a albergar en 1907 el primer edificio modernista cordobés, el de los Álvarez Cid. En 1923, el bulevar conoció al ilustre militar que le da nombre con la inauguración de su monumento. Aunque en 1927, tras su apertura al tráfico de vehículos a motor obligó al ecuestre general a su traslado a la plaza de las Tendillas. Esta avenida también albergó a los, hoy desaparecidos, teatro Duque de Rivas y al teatro Circo del Gran Capitán, donde en 1896 se instaló el primer cinematógrafo de la ciudad, además, de nuestro Gran Teatro. Fue el escenario del comienzo de la Guerra Civil con la toma a cañonazos del antiguo Gobierno Civil de la provincia, edificio que sería derribado en 1972. Tuvo como vecino al coso taurino de Los Tejares, que fue demolido para construir los primeros grandes almacenes de Córdoba. Desde la llegada de la democracia, la avenida ha vivido el intento de construcción del fallido aparcamiento subterráneo, un proyecto que lo devolvería a su función original de bulevar peatonal, donde hoy se celebran numerosas actividades culturales y sociales como la feria del libro, exposiciones y todo tipo de mercardos. El nuevo milenio lo verá crecer gracias a las obras de soterramiento de las vías del tren, prolongando su longitud hasta la mismísima avenida del Brillante.
Nacida en 1862, tras la supresión de la alameda del antiguo convento de San Martín y la demolición de las murallas en Ronda de los Tejares, este paseo se diseñó para conectar la ciudad antigua con la nueva estación de ferrocarril. Fue el primer bulevar y paseo de salón de la emergente ciudad burguesa ya avanzado el siglo XIX. Una modernidad que la llevo a tener la primera iluminación eléctrica pública de la ciudad en 1882 o a albergar en 1907 el primer edificio modernista cordobés, el de los Álvarez Cid. En 1923, el bulevar conoció al ilustre militar que le da nombre con la inauguración de su monumento. Aunque en 1927, tras su apertura al tráfico de vehículos a motor obligó al ecuestre general a su traslado a la plaza de las Tendillas. Esta avenida también albergó a los, hoy desaparecidos, teatro Duque de Rivas y al teatro Circo del Gran Capitán, donde en 1896 se instaló el primer cinematógrafo de la ciudad, además, de nuestro Gran Teatro. Fue el escenario del comienzo de la Guerra Civil con la toma a cañonazos del antiguo Gobierno Civil de la provincia, edificio que sería derribado en 1972. Tuvo como vecino al coso taurino de Los Tejares, que fue demolido para construir los primeros grandes almacenes de Córdoba. Desde la llegada de la democracia, la avenida ha vivido el intento de construcción del fallido aparcamiento subterráneo, un proyecto que lo devolvería a su función original de bulevar peatonal, donde hoy se celebran numerosas actividades culturales y sociales como la feria del libro, exposiciones y todo tipo de mercardos. El nuevo milenio lo verá crecer gracias a las obras de soterramiento de las vías del tren, prolongando su longitud hasta la mismísima avenida del Brillante.
Un espacio urbano singular que en sus 158 años de vida ha sido fotografiado como corazón comercial y social de la ciudad de Córdoba y que con este vídeo he pretendido crear una película de algo más de tres minutos que resume siglo y medio de historia de la ciudad.
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