Tocapelotas.


Dylan en 2004.

Un año más lo mejorcito del panorama musical se ha dado cita en el Festival de la Guitarra de Córdoba. Para mi es uno de los mejores momentos del año ya que, no sólo me encanta la fotografía de conciertos y espectáculos, si no que son muchos los recuerdos de tantas ediciones.

Uno que nunca más me esperaba revivir fue el del concierto de hace 11 años de Bob Dylan, en el que el mito de Minesota nos prohibió hacerle fotos, como este año. En aquella ocasión para conseguir captar al músico tuve que colarme con una pequeña cámara Ixus de Canon escondida en cierta parte de mi anatomía. Antes del concierto de este año me fui al archivo y pude comprobar que mierda de fotos hice con aquella primitiva compacta que tan sólo daba hasta 400 asa de sensibilidad, con un objetivo 28-70 mm con un diafragma de 3,5/5,6 y apenas 4 megas de resolución. Una vez dentro tuve que lidiar con los fans para llegar a una distancia lo suficientemente cercana al escenario, un Dylan que no se movía del piano y estaba todo el rato de perfil, así como evitar a los de seguridad que me vieron e intentaron quitarme la cámara en varias ocasiones. A pesar de todo el esfuerzo, el trabajo fue muy triste y me quede con las ganas de haberle hecho una buena foto a este mito de la música del siglo XX. 

Este año espera quitarme aquel mal sabor de boca, pero el mito es un tocapelotas y parece que no quieren que le inmortalicen a sus 74 años. Así que no os voy a contar la batallita de 2015, pero baste decir que mi cámara volvió a oler como mi ropa interior.


Dylan en 2015.

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