Doisneau en Málaga
Bueno, ya ha llegado la Navidad y el cambio de año. Estas fechas siempre son muy propicias en fotografía para resúmenes y balances. Para mi ha sido un año muy intenso, el blog ha cumplido cinco añitos, acabé mi postgrado y he tenido varias alegrías fotográficas. Quizás por todo ello en este último trimestre, imperdonablemente, se me ha pasado la que sin duda ha sido una de las exposiciones del año, al menos en Andalucía, la muestra antológica de Robert Doisneau en La Térmica de Málaga.
Es una ocasión única para contemplar obras fundamentales de la historia de la fotografía del maestro francés. Así que merece la pena hacer un hueco en estas fiestas para visitar Málaga. Si os interesa no os demoréis, ya que la exposición cierra el día 7 de enero de 2015. Y ya de camino, porque no, pasarse por la playa de El Palo para darse un paseo y tomar un pescadito en el chiringuito del Tintero.
Para mi, Doisneau es uno de esos grandes referentes visuales del siglo XX. Aunque para muchas personas es sólo el fotógrafo de la foto del beso, fama que él estuvo lamentando muchos años y que llegó a descubrirse que era un posado.
Sin embargo, yo siempre pienso en que hubiera pasado con su obra si sus fotos, las mismas fotos, en lugar de estar hechas en París las hubiera realizado en un pequeño pueblo francés. Sin duda, su trabajo no sería tan universal. Una circunstancia que si le ha ocurrido a muchos grandes fotógrafos, que por trabajar en un país periférico o en provincias su obra se ha perdido o es una gran desconocida.
La muestra cuenta con 50 imágenes icónicas de Doisneau seleccionadas por su fundación. Además, esta exposición es un ejemplo más del gran dinamismo de la cultura malagueña, que sin duda ha sabido superar mucho mejor que Córdoba el varapalo de la pérdida de la capitalidad cultural europea del 2016. Para ello Málaga ha sumado a su ya espectacular oferta cultural del Picasso, el Thyssen o del Centro de Arte Contemporáneo, las salas de La Térmica y próximamente la delegación del Pompidou en el puerto.
Querido Antonio, no es oro todo lo que reluce, en el puente de diciembre intenté verla, acercándome en varias ocasiones sin éxito. Extrañas excusas de problemas con un apagón que duró todo el fin de semana, y que me sonaba a sabotaje interno. Al menos esa era mi intuición. Como siempre la cultura es maltratada. Vienen unas fiestas, los de fuera tenemos la oportunidad de visitar una ciudad y en todas partes lo mismo, salas cerradas y eventos que no pueden verse. Sólo quiere turismo de consumo y pobre de espíritu. Ah, y el lunes de ese puente, como todos los lunes, los museos cierran. Una pena.
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