Afronautas
Llevaba bastante tiempo detrás de hacerme con el famosísimo libro de Cristina Middel Los Afronautas, pero la versión digital, porque la de papel desde que Martin Parr se hizo con 30 ejemplares anda agotado y por Ebay se subasta en unos pocos de miles de euros. Ya sé que no es lo mismo el tacto y las impresiones de un libro de papel que un ebook. No obstante, si me fío de la versiones en vídeo que he visto del libro parece que no se pierde nada y la autora tan sólo añade un jueguecito inicial para encontrar el enter del libro entre un cielo estrellado.
Sin duda se trata de un trabajo muy bien realizado, a pesar de los pocos medios de los que dispuso, y que se encuadra dentro de una fotografía poética, con la que Cristina reconstruye la historia real del fallido programa espacial de Zambia en 1964. Una historia aparentemente inverosímil y que según ella pretende dar una visión positiva del continente africano. Para ello Cristina contó a modo de peli de serie B con actores modelos locales, atrezzo y vestuario para desarrollar una historia que, a mi modo de ver, se centra más en el juego con el espectador, quien tiene que discernir si lo que ve es falso o no. Sus imágenes se encuentran dentro de ese nuevo realismo, que aquí se acerca a lo mágico con alguna fotografías de gran belleza.
Mientras veía el libro no podía evitar pensar en los paralelismos con el trabajo de Joan Fontcuberta y su constante juego conceptual en su obra en la que usa la fotografía para mostrar una falsa realidad, muy bien inventada y construida, con la que sembrar dudas en el espectador y reafirmar la mentira que es la fotografía, siempre vista como sinónimo de realidad. Además uno de sus proyectos de hace ya unos cuantos años, Sputnik, versa sobre la historia de un cosmonauta ruso, al que el mismo pone rostro, que según su historia fue borrado por el régimen soviético tras desaparecer en el espacio. Si no lo conocéis, en el enlace aparece el propio Fontcuberta en un falso documental, todo serio él aunque en persona es un vacilón de cuidado, contando la historia de Ivan Istovnikov, su propio nombre en ruso.
En definitiva, dos trabajos muy similares para vender que la fotografía no es ese espejo que la gran mayoría aún cree que refleja la realidad la realidad de la vida.
Es curioso, no sabía que Martin Parr se había quedado con una gran parte de lo que es una edición artesanal. Curioso también porque a Martin Parr se le ha acusado de una crítica que también ha recibido este trabajo: una especie de visión paternalista / supremacista de la gente que fotografía, a veces sujetos cómicos e infantilizados. Conste que no comparto esa opinión aunque me puedo imaginar de dónde sale.
ResponderEliminarQue tal Eduardo, ando un poco perdido con tu comentario. Lo de la compra de Martin Parr fue por lo visto el año pasado en Arles y entre eso y el premio que recibió allí el libro se despendonó y se ha convertido en un objeto de culto.
EliminarBueno, en esencia se podría decir que Cristina se ríe de la ingenuidad de los africanos que pretenden llegar a Marte con tres bidones metálicos, y por extensión de lo africano. A Martin Parr se le ha criticado sus fotos de la playa por ridiculizar a la gente hasta el punto de que gente de la misma Magnum le ha llamado fascista y su entrada en la agencia fue muy polémica, con gente de los antiguos, como Koudelka, completamente opuestos.
EliminarEn el caso de The Afronauts, a mí me parece que el tratamiento fotográfico es impecable y el libro me parece impresionante, pero tengo dudas respecto al contenido. La fotógrafa dice que hay una "crítica sutil" al tratamiento y la visión de África desde Occidente, pero yo no termino de encontrar esa crítica sutil. Aparte, Zambia nunca tuvo un programa espacial como tal (como Cristina da a entender), la historia fue la imaginación de un maestro zambiano que, con dinero de su bolsillo, se le ocurrió que podía costear un cohete que llevase a unos tipos (y una mujer) al espacio. Sinceramente, no termino de encontrar dónde está la diferencia entre reírse de la ingenuidad del tipo y la "crítica sutil" que supuestamente ofrece.
Eduardo y Antonio, y yo lo que menos entiendo es que a ésto se le llame el nuevo documentalismo. Un trabajo basado en una falsa historia y realizado desde un punto de vista artificial con una planificación de escenario, modelos y atrezzo, no sé qué documenta. Seguramente soy un dinosaurio pero que quereis que os diga, Koudelka para mí su trabajo no tiene duda alguna y lo de Parr es muy discutible. Perdón por la opinión.
ResponderEliminarNada que perdonar, faltaría más. En cuanto a lo del nuevo documentalismo me refería a esa estética fria y distante de esta tendencia. Mientras que yo Parr tampoco lo trago mucho.
EliminarPero ya sabes para gustos los colores.
Que cada uno haga de su capa un sayo, pero esto no es documentalismo sino una recreación con actores. En Zambia y en Pekín.
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