Semos unos monstruos o sobre el periodismo

Así dice una letra de los Mojinos Escocíos y que esta semana me viene ideal de la muerte para iniciar esta entrada. Como ya sabréis todos, hace unos días se han fallado algunos de los premios más importantes del mundo de fotoperiodismo, los POYi y los World Press Photo. En ambos el balance de premiados españoles ha sido espectacular, con galardones para el andaluz Emilio Morenatti y para Bernat Armangué y Daniel Ochoa de Olza en  los WPP de fotografía, así como el primer premio para Pep Bonet y Miquel Dewever-Planalos en los multimedia. Mientras que en los POYi Bernat y Daniel han repetido premios con sus estupendos trabajos.

Unas distinciones que además de alegrarnos el orgullo patrio confirman que nos encontramos ante la mejor generación de fotoperiodistas españoles de la historia. La pena es que muchos de ellos, como en tantas profesiones está pasando,  se hayan tenido que marchar fuera para poder ganarse la vida, porque en su país no lo pueden hacer. Algo que no quiero ni puedo achacar a la crisis. Porque yo al menos si veo muy claro quienes son los culpables, por un lado los que impusieron un modelo de prensa en Internet que, como tantas veces he repetido, se dedicó a regalar sus contenidos minusvalorando su propio trabajo. Y sin duda, la ciudadanía. Si, todos los españoles, esos que nos quejamos de que la prensa no es libre y que se pliega al poder o a los grupos económicos, porque si todos compráramos algún periódico todos los días, los medios nocerrarían y no dependerían de publicidad, ni de anunciantes o grupos de poder. Porque un diario con 250,000 suscriptores no tendría que rendir cuentas a nadie, salvo a sus lectores. Pero como en este triste e inculto país nadie lee y sólo nos quejamos cuando el problema no tiene arreglo. Porque en las democracias el papel de la prensa es fundamental para controlar el poder político. 
 
Bueno vaya mitin os estoy largando hoy. Pero para acabar algo positivo, ya que estas últimas semanas siento algo de esperanza. Especialmente cuando veo como casi todos los medios son capaces de mostrar los casos de corrupción de los poderosos de todo tipo de ideologías. Quizás me equivoque y el periodismo no esté muerto, sólo necesita que todos, ciudadanos y profesionales creamos él. Y por cierto, felicidades a nuestros monstruos, que tenemos mucha suerte de contar con tan excelentes profesionales.



Disturbios en Barcelona de Morenatti.


Padilla por Daniel Ochoa


El Beso de Bernat Armangué

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