Olvido y premios

Como sabréis ya, hace más de una semana que se concedió el premio Nacional de Fotografía al sevillano Rafael Sanz Lobato. Desde entonces he querido escribir sobre esta noticia porque me alegró sobre manera. Rafael es uno de esos grandes fotógrafos que le tocó vivir una época muy difícil en España. Yo evidentemente no he conocido este periodo, pero he leído a varios autores como desgranan unas décadas negras en las que la fotografía estaba bajo el dominio de la visión única impuesta por la dictadura y su férrea moral. Las arcaicas asociaciones fotográficas de la época controlaban de forma dogmática el panorama fotográfico español, ya que ellas organizaban la única salida que existía para los fotógrafos: los concursos.

No obstante, diferentes fotógrafos como los de la escuela de Madrid, los barceloneses Catalá Roca o Joan Colon, el almeriense grupo Afal, los neorrealistas cordobeses Paco Linares y Pepe Jiménezo o posteriormente los jóvenes de Nueva Lente y los sevillanos del F8 lucharon por dar a conocer su propia voz fotográfica. Muchos de ellos con la llegada de la democracia fueron poco a poco siendo valorados y reconocidos. Mientras de grandes fotógrafos andaluces como Rafael Lobato, Miguel Angel Yáñez, Juan Vacas o Jorge Rueda  pocos se acordaban de ellos, salvo quizás Publio López Mondejar, siendo marginados por su irreverente libertad.

Ahora tras su medalla al Mérito en las Bellas Artes en el 2003 y el Nacional de Fotografía, se he hecho justicia con Lobato, siendo rescatado del olvido. Aunque en su tierra nadie se haya acordado de editarle un libro y organizarle una muestra antológica. Para Rafael aún estamos a tiempo, para otros no hubo tanta suerte y ya sólo nos queda su recuerdo. Que pena ser andaluz.










Distintas fotografías de Rafael Sanz Lobato

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