1866 Casiano Alguacil en Córdoba


Vista general de Córdoba por Casiano Alguacil.

Casiano Alguacil (Mazarambroz 1832 - Toledo 1914) es uno de los fotógrafos españoles del siglo XIX más reconocidos por su enorme legado fotográfico. En un tiempo en el que las grandes colecciones de vistas, tomas monumentales y de tipos de nuestro país estaban protagonizadas exclusivamente por fotógrafos y empresas foráneas, Casiano realizó una colección enciclopédica que abarca 17 localidades castellanas y andaluzas, entre ellas Córdoba. En 1866, Alguacil anunciaba en la prensa toledana la publicación por subscripción de su colección Monumentos artísticos de España. Las entregas incluían dos fotografías de 15X19 cm en cada una de las tres ventas mensuales a razón de 4 reales cada lámina. La presentación era muy lujosa sobre cartones de 25X32 cm adornados con grabados dorados muy elaborados en los que aparecía el título de la colección con su firma. Mientras que en el dorso, un texto describía la toma y la copia se protegía con un fino papel de seda. Evidentemente, sus fotografías más interesantes son las de Toledo, tanto por su número como por su variedad temática, realizando un bellísimo retrato de su ciudad imperial, donde alternan las tomas monumentales y las de vida popular de sus gentes, muy tempranas y originales para la fecha.  




Castillo denominado de la Calahorra de Casiano Alguacil.

Uno de los especialistas en la obra de Alguacil, el fotohistoriador Manuel Carrero de Dios, sitúa a Casiano en Córdoba en 1866. Un dato que no hemos podido contrastar y que nos parece muy precipitado si en octubre de ese mismo año aparecía la colección. No obstante, tras el estudio de sus imágenes, especialmente de una vista del Bosque de Columnas que reproduce las arquerías de la Mezquita aún a medio restaurar, creemos que sus vistas cordobesas podrían estar realizadas antes de 1870, fecha en la que ya había concluido la restauración que recuperó los colores originales del templo Omeya. El repertorio cordobés de Casiano está compuesto por un buen número de vistas para la época. Hemos encontrado 16 tomas diferentes, pero al no estar numeradas desconocemos su cantidad exacta. Estas, siendo de una enorme factura técnica y compositiva, aportan pocas novedades al ya por entonces amplio repertorio iconográfico fotográfico de la ciudad. El fotógrafo tiende a repetir los mismos motivos y encuadres en un retrato de la ciudad desierta por la escasa sensibilidad de las placas al colodión húmedo. 


Puerta del Puente de Casiano Alguacil.


Sin embargo, hace unos días, encontré una interesantísima toma de la ciudad con su firma. Se trata de una imagen que ya conocía, pero en una copia sin autoría y que, erróneamente, al aparecer con otras vistas del retratista local Reyes y Corradi le atribuí a este. La fotografía me parece originalísima y muestra una nueva visión del clásico panorama de la ciudad desde las orillas del Guadalquivir, donde aparecen dos hombres con sus caballetes pintando la ciudad. Estos atípicos personajes no solo llenan de vida un encuadre docenas de veces realizado por otros tantos fotógrafos anteriores, aunque nunca antes ejecutado. La presencia de los personajes en esta composición es sorprendente, tanto por la novedad en el reportaje del Alguacil como su pose llena de naturalidad, su proporción o su enorme definición. Hay que recordar que a finales de la década de 1860, las cámaras de este formato aún requerían de varios segundos de exposición para tomar una instantánea. Una limitación que Casiano resuelve de forma extraordinaria en un novedoso encuadre con una línea del horizonte muy alta, que en gran medida resta protagonismo al skyline de la ciudad. Por último, la indumentaria de unos ensimismados artistas ante la vista de Córdoba y la pequeña sombrilla, que de poco les protegería del sol, dota al conjunto de un aire de gran autenticidad, singularidad y belleza.

Una joya del catálogo fotográfico cordobés que ahora podemos fechar y catalogar.












Comentarios

  1. Tu blog es como un festín intelectual que siempre deja un buen sabor de conocimiento. ¡Gracias por ese banquete!

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