Córdoba en sus plazas 1962-1986



Calle Amparo, a la izquierda en 1962 por Pepe Jiménez y a la derecha en 1986 por un servidor.

Unas décadas son solo un suspiro de tiempo en la historia de una ciudad milenaria como Córdoba. Pero también es cierto que la capital de los Omeyas, en poco más de medio siglo, ha sufrido una auténtica transformación urbanística. Sus calles, hasta las del casco histórico, ya no son las mismas. La fotografía siempre ha sido esa fiel memoria gráfica de la ciudad. Pero, a veces, los investigadores nos hemos obsesionado tanto en encontrar las fotografías más antiguas que minusvaloramos reportajes posteriores a la Guerra Civil por ser demasiado modernos.


Portadas de la primera edición de Córdoba en sus plazas de 1962 y de la segunda de 1986.

Por eso hoy, quiero poner en valor uno de los trabajos fotográficos urbanos cordobeses más representativos de la posguerra. Se trata del reportaje que José Jiménez Poyato realizó a finales de la década de 1950 de la ciudad. Aunque estas fotografías no se publicaron hasta el año 1962 en el libro Córdoba en sus plazas de Ricardo Molina, miembro del grupo Cántico y gran amigo del fotógrafo. El texto realiza, a modo de catálogo, una breve descripción física e histórica de las principales plazas de la ciudad. Un inventario que se complementa con un nutrido grupo de instantáneas realizadas, salvo la portada, en blanco y negro. 

Las imágenes de Jiménez ocupan el 50% de sus páginas y aparecen con la firma de su negocio: Studio. En ellas el fotógrafo capta con un gran naturalismo el estado de las plazas más representativas de la ciudad. Sus fotografías no son vistas perfectas y cuidadísimas, como las postales de la época, son instantáneas reales, en las que Pepe no evita captar viandantes o a los primeros coches que comienzan a aparcar en las plazas. En las calles hay paredes llenas de desconchones o edificios históricos degradados. Además, la mayoría de las tomas están rociadas con una durísima luz del verano cordobés, que marca angulosamente las plazas con negras sombras y reverberantes paredes blancas. Una estética con la que Pepe construye a la perfección, al menos para mí, lo que debía ser la Córdoba del franquismo. 

El libro fue editado por el Ayuntamiento de Córdoba a modo de guía turística de la ciudad y es un clásico del género local de viajes. De hecho, el texto fue reeditado en dos ocasiones por el Consistorio. La primera en 1986, momento en que tuve la suerte de participar replicando las fotos de Pepe en un verano casi igual de tórrido que este de 2022. Un encargo del jefe de Área de Cultura, Paco López, que realicé cuando contaba 18 años. Este trabajo me hizo mucha ilusión, ya que era el primer libro en que aparecían fotos mías. En principio esta reedición iba a mostrar el antes y el después de la ciudad a través de sus plazas, pero finalmente se suprimieron las fotos de Jiménez y en las mías al diseñador se le olvidó poner mi firma. Hoy, solo han pasado algo más de 30 años de aquel verano, apenas un suspiro, pero creo que mis fotografías muestran con nitidez cuanto hemos cambiado todos y creo que para mejor.
  
Por último, en 1995, el Ayuntamiento volvió a reeditarlo. En esta ocasión el tomo incluía una segunda obra de Ricardo Molina, Córdoba gongorina. No obstante, el tratamiento gráfico fue muy pobre, no solo porque apenas incluyeron una docena de imágenes, realizadas por Álvaro Holgado y Afoco, sino porque su tamaño era minúsculo. Hoy, todas estas versiones están agotadas y solo es posible encontrar algún ejemplar de segunda mano.









 

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